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Mercedes C. Belloso | Municipios y municipalismo

“El Estado centralista ha sido la causa principal del fracaso de todos los gobiernos españoles en lo que va de siglo”. Esta era una de las frases más celebres de Blas Infante que hablaban de descentralización y, en cierta medida, de municipalismo, una temática que aún cuesta entender. Y es que se ha considerado el municipio como el espacio más cercano a las necesidades y demandas de los ciudadanos, el lugar de fortalecimiento político para ganar las elecciones autonómicas y nacionales y no tanto como el espacio donde verdaderamente se pueden desarrollar políticas públicas por y para las personas.



El municipio es algo más que una palabra que representa una división territorial administrativa que forma parte de la organización de un Estado. El municipio es el lugar más cercano a los ciudadanos y a las personas. Es donde el acontecer de la vida cotidiana se desarrolla, donde las personas comparten y aprenden a ser a través de los otros; el municipio es donde la cultura se eleva a su mayor exponencial; es donde las personas sueñan, planifican y crean su familia. Es por ello que hoy queremos hablar de municipios y municipalismo.

El municipio se puede definir de muy diversas maneras pero yo me voy a centrar en lo humano del municipio y en cómo podrían trabajar las Administraciones bajo el paraguas de la Agenda 2030 para buscar soluciones que permitan que los municipios se conviertan en el centro del desarrollo y de la creación de empleo y de oportunidades de vida digna.

En ese caso, se aplicaría una de las partes esenciales de la Constitución Española de 1978, su Título I, que trata de los derechos y deberes fundamentales y que en su capítulo tercero establece los principios rectores de la política social y económica. Así, su Artículo 47 recoge que todos los españoles tenemos derecho a una vivienda y a trabajar desde los municipios para que la Norma Fundamental de la nación española sea aplicada de forma efectiva.

El movimiento municipalista pretende la descentralización no solo de la esfera económica, sino de la convivencia. De hecho, los municipios de España tienen mucha descentralización y autonomía, pero cabe decir que no la suficiente, ya que en muchas ocasiones se ven necesitados de las políticas regionales y nacionales, lo que les impide poder desarrollar todo su potencial.

Por supuesto, podemos hablar de lo económico desde el punto de vista de acciones y proyectos, que se ven abocados al reparto de recursos desde lo provincial y, en cierta medida, a las simpatías que genere el municipio y sus gobernantes.

Podemos definir que existen distintos municipios, dependiendo del volumen de habitantes. No tienen la misma fuerza los municipios pequeños que los grandes, lo que, en sentido estricto, no debería generar desigualdades. Éstas llegan, sin embargo, a la hora de pensar desde lo nacional en la representación de Administraciones públicas como puedan ser las oficinas de Empleo que, normalmente, se instalan en los municipios mayores.

Ejemplos como el anterior conllevan a que las personas que viven en municipios menores tengan que desplazarse para realizar ciertos trámites, a pesar de que cada día estamos más informatizados. Pero las máquinas fallan y eso hace que, irremediablemente, tengan que desplazarse.

Aparte, ¿están todos los ciudadanos lo suficientemente preparados para utilizar las nuevas tecnologías? Desde mi punto de vista, no y, por si fuera poco, ni las Administraciones ni los municipios disponen de personal que pueda orientar ni enseñar a manejar estos sistemas, lo que conduce a cierta discriminación hacia los denominados "analfabetos digitales".

Por otro lado, me gusta mucho hablar de la cercanía, de la importancia de los municipios, del territorio, como el lugar de convivencia, de diálogo y de búsqueda de soluciones; el espacio sociocultural donde las personas invierten su capital, tiempo y vida, esto es, el lugar donde las personas verdaderamente pueden crecer y cambiar.

Sin embargo, los municipios no están cumpliendo con esta misión política, ya que son muchas las acciones que se podrían desarrollar y no se hacen. El ejemplo más claro lo podemos tener en esas plazas, parques y espacios públicos en general que, cada cuatro años, se ven abocadas a nuevas obras porque son lugares de paso de los ciudadanos y cada partido que entra nuevo quiere dejar su huella y borrar la de las Administraciones anteriores, reformando plazas y lugares con el único objetivo de que los ciudadanos atribuyan dichas obras a tal o cual partido. A cambio de esta dinámica, se quedan muchas otras acciones necesarias sin realizar.

El municipio es el espacio donde verdaderamente se puede trabajar con el gran potencial de las personas. Para ello se hace necesario hacer partícipes a los ciudadanos de la toma de decisiones de las acciones que se van a realizar, pasando a ser el municipio, su Administración, un lugar abierto, transparente y donde todos y todas participen en sus decisiones y en su crecimiento.

La Agenda 2030 defiende la necesidad de “no dejar a nadie atrás”. Esto significa, en el amplio contexto de la palabra, que hay muchas cosas que cambiar en los municipios, que ya no basta con tener plazas bonitas, con tener festejos para que las personas se diviertan, con tener policía local cualificada que proteja a las personas...

Significa que precisamos cambiar e innovar. Traigamos a los ciudadanos a la gestión municipal, escuchemos lo que tienen que decirnos, gestionemos desde la diversidad, que es el mayor de los potenciales de nuestros pueblos de Andalucía, así como la multiculturalidad de esta sociedad. No tengamos en cuenta solo las macroeconomías que puedan venir a generar empleo: tengamos en cuenta las pequeñas economías de nuestros municipios, las que generan los autónomos, y trabajemos con todo el conjunto de ciudadanos por construir y crear el municipio, el territorio que queremos para nosotros y para ellos.

Traigamos a nuestros municipios, sedes académicas y cursos que atiendan la demanda del perfil económico-social de nuestros municipios; hagamos estudios y análisis de cuáles son los grandes potenciales de nuestro territorio junto con el sector empresarial y hagámoslo único y habitable, desde lo humano.

Es necesaria la creación de bolsas de emprendimiento, de espacios de diálogo público-privados, aceleradores sociales para sectores como las personas mayores, un gran desafío de los pueblos de España. Y, cómo no, generemos políticas de cercanía.

Está claro que las últimas elecciones, al igual que las anteriores, vienen proporcionando un mensaje muy claro: no queremos mayorías, queremos cercanía y queremos políticos que, junto con nosotros, nos ayuden a generar oportunidades para poder ofrecer calidad de vida a nuestras familias.

Llevamos mucho tiempo debatiendo sobre el despoblamiento, pues muchas personas abandonan las zonas rurales en España en busca de oportunidades. ¿Por qué no nos planteamos si hemos creado las suficientes oportunidades y, quizás, no hemos dialogado lo suficiente con los ciudadanos como para que juntos podamos crear nuevas formas de mantener nuestros pueblos llenos de vida?

Decía un escritor que conocía la realidad de España que “los poderes públicos y políticos de este país tienen la mala costumbre de ver siempre el lado que les interesa económicamente de una situación sin parar a ver el lado que podría ser pero que necesita de tiempo, dinero, confianza en los ciudadanos y esfuerzo”.

Creo que es necesario trabajar desde los municipios por la localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Y es preciso hacerlo con valentía, con firmeza y teniendo claro que son necesarios cambios y reformas para incluir a las personas y sus necesidades en la planificación y en las políticas públicas territoriales, dejando de lado la ya obsoleta forma de pensar en la búsqueda de votos, para comenzar a pensar en el buen vivir y en la necesidad de crear municipios y sociedades fuertes, sostenibles y de oportunidades para las personas, que son quienes viven y disfrutan de todos los avances que se realizan en el municipio –en especial los jóvenes y las mujeres en los territorios rurales–.

Hablar, militar y trabajar el municipalismo significa trabajar por y para las personas. Aquí y ahora.

MERCEDES C. BELLOSO
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