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El Amontillado 1905 de Pérez Barquero brilla en una cena secreta con vinos de 200.000 euros

La pasión de un coleccionista canadiense por los grandes vinos reunió hace unos días en Madrid a un reducido grupo de amigos alrededor de una mesa discreta, elegante y casi clandestina, donde se descorcharon botellas por valor de más de 200.000 euros. Y entre nombres míticos del panorama enológico internacional, brilló con luz propia un vino de Montilla-Moriles: el 1905 Amontillado Solera Fundacional de Bodegas Pérez Barquero.


El escenario elegido fue García de la Navarra, un restaurante situado en plena calle Montalbán, conocido por su cuidada cocina y por unas instalaciones pensadas para que cada vino llegue a la copa en condiciones óptimas. Allí, en un reservado alejado de miradas indiscretas, Natan —ingeniero canadiense de reconocido prestigio, amante confeso del vino y amigo leal de los suyos— quiso rendir homenaje a la amistad y al tiempo a través de una cena secreta en la que el pasado se sirvió botella a botella.

La ecuación parecía arriesgada y, al mismo tiempo, perfecta. Natan reservó mesa, avisó de que llevaría los vinos y apareció en Madrid con varias maletas que escondían algunas de las joyas más codiciadas del planeta. En torno a la mesa se sentaron diez comensales procedentes de hasta siete nacionalidades distintas, entre ellos, dos reputados enólogos que ejercieron como maestros de ceremonia. El mundo, de algún modo, quedó concentrado en copas de cristal fino.

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Durante la velada se descorcharon referencias que sumaban alrededor de 1.500 años de crianza. Pasaron por la mesa un Vega Sicilia de 1965; un Petrus de 1982, un Marqués de Riscal de 1925; un Viña Tondonia de 1934; un Monte Real de 1947; un Marqués de Murrieta Castillo de Ygay de 1925; un Giacomo Conterno italiano, conocido en el Piamonte como “el vino de reyes, rey de los vinos”; y, cómo no, el Amontillado 1905 de Pérez Barquero, considerado uno de los mejores vinos del mundo.

La discreción fue una de las condiciones impuestas por el anfitrión. Acostumbrado a analizar riesgos estratégicos para entidades financieras y empresas, Natan protege su anonimato con el mismo celo con el que custodia su bodega personal, formada por centenares de botellas adquiridas a lo largo de años de viajes y subastas. Entre ellas, un Boal de Madeira de 1863 que también se sirvió aquella noche y que, en determinadas casas de subastas, puede alcanzar los 1.300 euros.

Otro de los momentos más comentados llegó con el descorche de un Petrus de 1982, adquirido por 20.000 euros. Procedente del Pomerol, a apenas treinta kilómetros de Burdeos, este vino ocupa un lugar privilegiado en el olimpo enológico. Tres veces más caro que un Chateau D’Yquem y diez veces más que un Vega Sicilia, la añada de 1982 sigue siendo considerada la mejor de su historia.

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La noche avanzó entre conversaciones pausadas, platos precisos y copas que exigían atención plena. Desde el Piamonte llegó también un Monfortino de Giacomo Conterno, elaborado con uva nebbiolo y considerado uno de los grandes Barolos de Italia, una denominación que ampara once municipios y que hunde sus raíces en una fortaleza medieval. El cierre, ya entrada la madrugada, fue para el champán, con un Krug Clos du Mesnil 1990 y un Louis Roederer Cristal 1979 que pusieron el broche final a una experiencia irrepetible.

Montilla, presente en una carta exclusiva


En medio de ese desfile de iconos internacionales, uno de los vinos que despertó mayor respeto fue español y, más concretamente, del marco Montilla-Moriles. El 1905 Amontillado Solera Fundacional de Bodegas Pérez Barquero ocupó su lugar natural en la mesa como lo que es: una joya eterna, fruto del respeto, la perseverancia y la visión de futuro. Un vino de introspección y silencio, pero también de celebración, capaz de dialogar sin complejos con los grandes nombres del mundo.

Este Amontillado atesora los máximos reconocimientos internacionales y ha sido alabado por la crítica por su riqueza aromática, su concentración y su belleza delicada y arrolladora a la vez. En el año 2016 obtuvo 100 puntos Parker y, ocho años más tarde, volvió a lograr la máxima calificación por el crítico enológico más influyente del mundo. En ese sentido, hay que resaltar que muy pocos vinos han logrado los 100 puntos Parker y solo 16 bodegas de España han logrado repetir esta máxima calificación.


En palabras de su catador, Luis Gutiérrez, responsable para España, Argentina y Chile de Robert Parker Wine Advocate, la guía enológica de referencia a nivel internacional, "el vino es sin duda excepcional", a la vez que califica de "excepcional" que, "siendo tan extremadamente viejo y concentrado, tenga esa capacidad para mantener la elegancia, el aplomo y el equilibrio".

"La nariz combina los evidentes rasgos de un vino muy viejo —yodo, barniz, incienso, cáscara de ostra, óxido de hierro— con avellanas frescas, maderas nobles y un toque de pimienta blanca. Paladar intenso, tremendamente complejo y persistente, pero poderoso y muy concentrado, de equilibrio y elegancia alucinantes", continúan las notas de cata, que sentencian: "Aquí, el tiempo lo concentra todo y no creo que sea posible mejorarlo. Es virtualmente indestructible".

ACEITES JUAN COLÍN

A comienzos de este siglo, Pérez Barquero lanzó la colección Soleras Fundacionales 1905 —Amontillado, Oloroso y Pedro Ximénez— cuya vejez se remonta a la fecha de fundación de la bodega. Son joyas heredadas que expertos capataces y enólogos han sabido mantener a lo largo de generaciones. La primera saca, de mil botellas, se envasó en 2002 y captó de inmediato la atención de grandes prescriptores, que los situaron a la altura de los mejores Barolo, Burdeos y Champagne.

En 2008, la guía internacional 1001 Wines You Must Taste Before You Die incluyó el 1905 Pedro Ximénez y el 1905 Amontillado entre los vinos imprescindibles. Ese mismo año, el Pedro Ximénez recibió 99 puntos en The Wine Advocate, seguido por el Amontillado con 99 y el Oloroso con 97.

La segunda saca, identificada como Serie B y también limitada a mil botellas, se realizó en enero de 2016, cuando el Amontillado alcanzó los 100 puntos Parker. En septiembre de 2024 se llevó a cabo una nueva saca, Serie C, y el 1905 Amontillado volvió a lograr la máxima calificación, un hito muy poco frecuente.

SUMINISTROS AGRÍCOLAS LUQUE

“Nos alegra de manera especial que sea un Amontillado —el vino al estilo de Montilla— el que esté dando el mayor prestigio internacional a las Bodegas Pérez Barquero y a toda la zona Montilla-Moriles”, afirma Adela Córdoba, responsable de Marketing del Grupo Pérez Barquero.

El grupo, santo y seña de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, integra a las bodegas Gracia Hermanos, Compañía Vinícola del Sur, Tomás García y Pérez Barquero. Desde su fundación en 1905, ha cuidado con esmero cada etapa del proceso, desde la selección de pagos de albariza en la Sierra de Montilla y Moriles Altos hasta la crianza en botas de una amplia gama de vinos. Reconocido con las máximas distinciones internacionales, sus vinos, brandis y vinagres están presentes en más de cincuenta países y la firma figura entre los principales exportadores de la zona.

Que el 1905 Amontillado Solera Fundacional compartiera mesa con algunos de los vinos más caros y legendarios del mundo no fue una casualidad, sino una confirmación silenciosa. En aquella cena secreta, donde el lujo se midió en años y no en ostentación, Montilla-Moriles habló en voz baja, pero con una autoridad incontestable: la de Bodegas Pérez Barquero.

JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

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