Montemayor cerró ayer con éxito una nueva edición del festival PACO, un encuentro en el que el arte contemporáneo se entrelazó con la identidad local y la calidez de quienes lo viven. Durante tres intensos días —del viernes 6 al domingo 8 de junio—, el municipio de la Campiña Sur Cordobesa se convirtió en escenario, creador y protagonista de una celebración cultural tejida a muchas manos, con acento propio y vocación colectiva.
Desde la jornada inaugural, el pasado viernes, el festival mostró su pulso emocional. Las palabras del alcalde, Antonio García, y del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Montemayor, Antonio Soto, marcaron un inicio simbólico en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, acompañados por la actuación del Coro de la Delegación de Cultura de Montemayor.
Fue un comienzo lleno de cercanía y afecto, al que siguió la presentación del libro Historias que cocinarte, coordinado por la chef Ana Belén Tamarit Ramos. Este recetario sentimental rindió homenaje a la memoria oral de las mujeres montemayorenses a través de relatos y sabores transmitidos de generación en generación.
Ya caída la noche, la Plaza de Jesús se convirtió en punto de encuentro para el concierto de Feed Soul Band. El dúo montillano ofreció un espectáculo sensacional, con temas como Si te sales del camino, que resonaron entre el público como una invitación a la libertad y la búsqueda personal.
El sábado 7 de junio amaneció con sabor a tierra. La cata de pan y aceite PACO’mé, guiada por la propia Ana Belén Tamarit, reivindicó la sencillez como acto cultural. Mientras tanto, los Urban Sketchers retrataban a mano alzada los rincones del pueblo, capturando su esencia en líneas espontáneas.
La jornada avanzó con un diálogo inusual entre ciencia y arte, protagonizado por los biólogos Soledad Carpintero y Francisco Jiménez, que reflexionaron sobre el comportamiento de las hormigas como metáfora de colaboración. Una idea que encontró reflejo plástico en esculturas como Pan de Hormiga, del artista Rafael Pulido Jurado, visibles tanto en el Paseo de la Constitución como en el Castillo de Dos Hermanas.
Ya por la tarde, los Paseos del Arte, a pie o en el entrañable Tren del Arte, ofrecieron una nueva forma de mirar Montemayor: como una galería al aire libre. Al caer la noche, la danza contemporánea tomó el escenario con la pieza Flop, dirigida por Antonio Ruz en colaboración con el grupo local Feel Dance. Y como cierre del día, la Plaza Rafael Alberti vibró con el eco ancestral del flamenco, de la mano de artistas como El Crespo Zapata, Manuel Herrera y Rosi Campos.
La jornada de ayer domingo, 8 de junio, fue una despedida sin estridencias, pero llena de significado. La agenda comenzó con un desayuno artístico en el Cerro de la Alcoba, donde Javier de Riba firmó una intervención que conectó paisaje y creación. Más tarde, el escultor Miguel Fernández inauguró su obra Ciclista en el Mirador de la Campiña, homenajeando los cincuenta años de la Peña Ciclista de Montemayor.
El mediodía trajo un concierto músico-poético en la Casa de la Cultura, con Luis Medina y Pablo García Casado, acompañados por el extraordinario músico Javier Márquez. Una propuesta íntima donde palabra y música se entrelazaron en armonía. Lo recaudado se destinará a la restauración del retablo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
La tarde concluyó con nuevas visitas guiadas y una clausura compartida entre artistas y voluntariado, quienes coincidieron en haber vivido algo que no se limita a un calendario. Y es que PACO no se limita a ofrecer arte: PACO es arte hecho comunidad.
A lo largo del fin de semana, talleres, exposiciones e instalaciones —como las de Luiz Villaescusa, Lorenzo Millo o el colectivo Cachetejack, el dúo de ilustradoras formado por Nuria Bellver y Raquel Fanjul— llenaron el Museo de Ulia, las salas de arte y los espacios públicos de una creatividad cercana, sin solemnidad pero con profundidad.
También hubo lugar para propuestas inesperadas, como Conversaciones entre Inteligencia Artificial y arte, ideada por estudiantes del IES Ulia Fidentia, o para talleres críticos sobre la experiencia escénica, como el que coordinó Mercedes L. Caballero, periodista de El País. Todo bajo la misma premisa: que el arte no necesita pedir permiso cuando nace del pueblo.
Desde la jornada inaugural, el pasado viernes, el festival mostró su pulso emocional. Las palabras del alcalde, Antonio García, y del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Montemayor, Antonio Soto, marcaron un inicio simbólico en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, acompañados por la actuación del Coro de la Delegación de Cultura de Montemayor.
Fue un comienzo lleno de cercanía y afecto, al que siguió la presentación del libro Historias que cocinarte, coordinado por la chef Ana Belén Tamarit Ramos. Este recetario sentimental rindió homenaje a la memoria oral de las mujeres montemayorenses a través de relatos y sabores transmitidos de generación en generación.

Ya caída la noche, la Plaza de Jesús se convirtió en punto de encuentro para el concierto de Feed Soul Band. El dúo montillano ofreció un espectáculo sensacional, con temas como Si te sales del camino, que resonaron entre el público como una invitación a la libertad y la búsqueda personal.
El sábado 7 de junio amaneció con sabor a tierra. La cata de pan y aceite PACO’mé, guiada por la propia Ana Belén Tamarit, reivindicó la sencillez como acto cultural. Mientras tanto, los Urban Sketchers retrataban a mano alzada los rincones del pueblo, capturando su esencia en líneas espontáneas.
La jornada avanzó con un diálogo inusual entre ciencia y arte, protagonizado por los biólogos Soledad Carpintero y Francisco Jiménez, que reflexionaron sobre el comportamiento de las hormigas como metáfora de colaboración. Una idea que encontró reflejo plástico en esculturas como Pan de Hormiga, del artista Rafael Pulido Jurado, visibles tanto en el Paseo de la Constitución como en el Castillo de Dos Hermanas.

Ya por la tarde, los Paseos del Arte, a pie o en el entrañable Tren del Arte, ofrecieron una nueva forma de mirar Montemayor: como una galería al aire libre. Al caer la noche, la danza contemporánea tomó el escenario con la pieza Flop, dirigida por Antonio Ruz en colaboración con el grupo local Feel Dance. Y como cierre del día, la Plaza Rafael Alberti vibró con el eco ancestral del flamenco, de la mano de artistas como El Crespo Zapata, Manuel Herrera y Rosi Campos.
La jornada de ayer domingo, 8 de junio, fue una despedida sin estridencias, pero llena de significado. La agenda comenzó con un desayuno artístico en el Cerro de la Alcoba, donde Javier de Riba firmó una intervención que conectó paisaje y creación. Más tarde, el escultor Miguel Fernández inauguró su obra Ciclista en el Mirador de la Campiña, homenajeando los cincuenta años de la Peña Ciclista de Montemayor.
El mediodía trajo un concierto músico-poético en la Casa de la Cultura, con Luis Medina y Pablo García Casado, acompañados por el extraordinario músico Javier Márquez. Una propuesta íntima donde palabra y música se entrelazaron en armonía. Lo recaudado se destinará a la restauración del retablo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
La tarde concluyó con nuevas visitas guiadas y una clausura compartida entre artistas y voluntariado, quienes coincidieron en haber vivido algo que no se limita a un calendario. Y es que PACO no se limita a ofrecer arte: PACO es arte hecho comunidad.
A lo largo del fin de semana, talleres, exposiciones e instalaciones —como las de Luiz Villaescusa, Lorenzo Millo o el colectivo Cachetejack, el dúo de ilustradoras formado por Nuria Bellver y Raquel Fanjul— llenaron el Museo de Ulia, las salas de arte y los espacios públicos de una creatividad cercana, sin solemnidad pero con profundidad.
También hubo lugar para propuestas inesperadas, como Conversaciones entre Inteligencia Artificial y arte, ideada por estudiantes del IES Ulia Fidentia, o para talleres críticos sobre la experiencia escénica, como el que coordinó Mercedes L. Caballero, periodista de El País. Todo bajo la misma premisa: que el arte no necesita pedir permiso cuando nace del pueblo.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR / AYUNTAMIENTO DE MONTEMAYOR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR / AYUNTAMIENTO DE MONTEMAYOR

