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Aureliano Sáinz | La idea de Dios en los escolares

El dibujo libre, sobre el que llevo investigando más de tres décadas, se ha mostrado como un excelente medio para conocer las ideas, las emociones y los sentimientos más recónditos de las personas, y de modo muy singular en los escolares y estudiantes de distintos niveles educativos, puesto que a través de él nos es posible penetrar en ese mundo tan difícil de escrutar como son las creencias y las pasiones del ser humano.


Los lectores que siguen los artículos que semanalmente publico en Andalucía Digital ya se habrán familiarizado con el conocimiento de los sentimientos de los niños y adolescentes a través del dibujo de la familia. En esta ocasión quiero hacer una pausa en este tema tan apasionante para presentarles una investigación que llevó la psicóloga Ester Alonso y que, asesorada por mí, se publicó en la revista Psichologies.

El objetivo de este trabajo era conocer la idea que tenían de Dios los escolares que compartían las aulas y pertenecían a familias, residentes en España, de distintas creencias religiosas. Para ello se les hizo la siguiente propuesta: “Dibuja tu Dios”. Una vez que hubieron terminado el dibujo se les invitó a que escribieran en otra hoja lo que habían querido representar en sus dibujos.

Para la publicación en Psichologies se seleccionaron siete dibujos de niños y niñas de diferentes credos y que son los que mostraré en este artículo. Tengo que aclarar que, de alguna manera, había que buscar los más representativos de cada uno de las creencias registradas y que, de nuevo, los presentaré en el mismo orden en el que aparecieron en la revista. Por otro lado, y como preservación de la privacidad, solo se indicaba en la revista el nombre del niño o de la niña que había realizado el dibujo. Veamos, pues, los resultados.


Este primer dibujo corresponde a Pablo, perteneciente a una familia católica no practicante, según nos dijeron los padres de este niño de 6 años. El pequeño, una vez terminado el dibujo, comentó: “Dios es un amigo que vive en el cielo. Ve todo lo que hacemos y nos concede deseos. Aunque creas que no habla, desde el cielo se comunica con nosotros a través de los deseos que nos concede, porque Dios nos quiere a todos por igual”.

En el artículo, aparte del comentario de los escolares, cada dibujo se acompañaba de un breve extracto de la interpretación que yo realizaba, y que en este caso decía: “Pablo ofrece una imagen de Dios amable, que se separa de la muerte, la culpa y la redención de los pecados que transmite la Iglesia católica. Por otro lado, la utilización de los colores luminosos aporta la imagen de un ser poderoso, cargado de serenidad y bondad”.

El siguiente trabajo corresponde a Marco, un chico de 11 años de familia protestante. El comentario lo realizó en la propia hoja en la que realizó el dibujo, por lo que directamente podemos leer: “Dios es inteligente. Tiene poder sobre todos y es creador de todo. Es bueno, grande y fuerte. Sabe hacer todo y nos cuida”.


La breve reflexión que realicé era la siguiente: “Para Marco, Dios está en el cielo, ya que lo sugiere a través de una rayita, viendo todo lo que pasa abajo en la Tierra. Lo curioso es que su poder y fuerza quedan expresados a través del dibujo de los músculos que le traza. Por otro lado, la idea de la Trinidad la resuelve mediante el dibujo de tres nubes en las que incorpora el nombre de cada una de las personas que la forman. En la parte de abajo, muestra el mundo en el que viven las personas”.

El tercer dibujo pudiera parecer el más desconcertante de todos, puesto que Sofía A., una niña de 6 años de familia china, lo que dibujó fue una casa con muchas ventanas y gran diversidad de colores en la fachada. La pequeña nos dijo lo siguiente: “La amistad es lo mejor. Creo en la amistad. En esta casa vivo yo con todos mis amigos”.


Para comprender el significado de este dibujo en relación a la propuesta que se le hizo hay que tener en cuenta que las raíces de la familia eran budistas y en el budismo la idea de un Dios creador del universo no aparece.

Es más, en el idioma tradicional del chino mandarín, según me comentó una profesora universitaria amiga de origen chino, la palabra “Dios” no existe. Ello no quita que la pequeña Sofía representara la casa como símbolo de protección y de paz, de modo que su incipiente idea de espiritualidad está ligada a los conceptos de felicidad y de amistad.

En cierta ocasión que mostré a mis alumnos esta investigación, uno de ellos no estaba muy conforme con el cuarto dibujo que apareció en la revista, correspondiente a Rosario, una niña de 9 años de familia católica practicante.


Por mi parte, le indiqué que seleccionamos el tema que más se había repetido en los dibujos de los niños, puesto que todo investigador debe mostrarse neutral, independientemente de sus gustos o creencias. Lo peor que puede hacer es distorsionar lo que los sujetos investigados manifiestan.

Pues bien, lo que escribió Rosario era muy breve: “Es el mismo Dios que dio la vida por nosotros y que ahora está en los cielos”. El breve comentario que se acompañó al dibujo y que realicé fue el siguiente: “Rosario manifiesta claramente que ha interiorizado la religión católica que transmite la iglesia de Roma. Tiene presente la idea de culpa, de la redención de los pecados a través de la crucifixión y la generosidad extrema del creador que muere por la humanidad”.


En nuestro país vive un gran número de musulmanes, por lo que no era de extrañar que aparecieran dibujos de escolares de esta confesión religiosa. Para el artículo seleccionamos el trabajo de Abdurraman, un chico de 13 años de familia islámica. Lo que escribió acerca del dibujo fue lo siguiente: “Dios es el único. Él envió a Moisés, a Jesús y a nuestro profeta Mohammad. Cada uno tiene un mensaje: evocamos a adorar a un solo Dios y que el Islam es la última religión”.

El comentario que realicé y que acompañó al dibujo fue el siguiente: “Dios no se puede dibujar en el Islam y Abdurraman expresa sus creencias mediante el dibujo de una mezquita y de la fiesta del Ramadán. La composición denota la madurez gráfica propia de un preadolescente. Puesto que es un dibujo libre, manifiesta que ha interiorizado y razonado conceptos propios de la religión familiar”.


Sofía B., la chica de 10 años, autora del sexto dibujo, pertenece a una familia judía practicante. Una vez que terminó el dibujo, escribió lo siguiente: “Para mí, Dios es alguien muy bueno al que pedimos muchas cosas. Por ejemplo, que nos dé suerte en los estudios, fuerza y que nos proteja a mí, a mi familia y a mis amigos”.

La comunidad judía en nuestro país no es excesivamente numerosa; no obstante, el judaísmo tiene gran relevancia porque es el origen y forma parte de las tres grandes religiones monoteístas. Teniendo en cuenta la imagen creada por su autora, el texto que le acompañó fue el siguiente: “Esperar la llegada del Mesías es una creencia específica del judaísmo ortodoxo”.

“De este modo, Sofía a sus 10 años ya ha entendido que el enviado de Dios tiene que venir a la Tierra para confirmar al pueblo elegido, por lo que aparece bajando de las nubes. Plásticamente es un buen dibujo, tanto por la composición como por los colores, al tiempo que ofrece una imagen amable del Mesías, el enviado del Creador al que se le pide ayuda a través de las oraciones”.

Finalmente, el último trabajo corresponde a Shyam, un chico de 11 años de familia hindú. Su dibujo es el que más nos puede sorprender a los ojos de los occidentales, puesto que el desconocimiento de las religiones orientales en nuestro país es enorme y si se sabe algo son cosas un tanto superficiales.

Lo más curioso es que Shyam escribió en español y en hindi el mismo texto, siendo el siguiente: “Primero le rogamos a Ganesh. Los padres de Ganesh son Mahadev y Parvati. Ganesh tiene cuatro manos. Ganesh da ojos a los ciegos, dinero a los pobres y también hijos a los que no tienen”.


El comentario realizado fue el siguiente: “En un dibujo muy elaborado, se presenta una imagen de la cultura hindú, perfectamente reconocible, dado que ha sido plasmada de manera muy fiel, ajustándose a las creencias que Shyam ha recibido de su familia. Puesto que el autor vive en España, donde las creencias religiosas son muy diferentes a las de su familia, esta realidad le impulsa a ceñirse lo más posible a la religión de su cultura de origen”.

Como colofón a este trabajo, quisiera decir que vivimos constitucionalmente en un país aconfesional, en el que todas las creencias, religiosas y laicas, tienen cabida, y, teóricamente, con igual trato hacia ellas, aunque todavía se esté lejos de una cultura de la tolerancia, en el sentido de que la pluralidad debe ser verdaderamente respetada, tanto en los ámbitos públicos como en las relaciones particulares. Cuando llegue ese momento podemos empezar a pensar que caminamos en la dirección de una sociedad madura, en la que la paz social empieza a ser un hecho real y palpable.

AURELIANO SÁINZ