Ir al contenido principal

José Antonio Hernández | Una especial cuesta de enero

Todos los pronósticos coinciden en que durante este primer mes y, al menos, durante el primer trimestre de este nuevo año, lo pasaremos peor que en otras ocasiones porque ya estamos sufriendo la tercera ola del covid. La cuesta de este enero está siendo más empinada porque, además de los problemas económicos, tras los dispendios de las Navidades y de los Reyes, tenemos que estar pendientes de los riegos de contagiarnos e, incluso, de perder la vida.


¿No creéis vosotros que, tras las dolorosas experiencias de la primera y de la segunda olas, deberíamos haber aprendido algunas lecciones para evitar o para paliar algunos de sus perniciosos efectos? Al menos deberíamos aceptar que hemos de cambiar algunas de nuestras formas de pensar y de vivir.

Mis amigos médicos coinciden en que no podemos ser demasiado optimistas aunque este año sea el de la vacuna y, ojalá, el de una reforma de la sanidad que destine mayores medios y, sobre todo, que proporcione un trato preferencial a los profesionales. Por eso todos hemos de seguir apostando por la salud y por la sanidad siendo más generosos que en el pasado.

La rapidez con la que se han logrado las diversas vacunas contra el covid-19 demuestra que, cuando se apoya la investigación, sus frutos nos benefician a todos. Con los datos que tenemos resulta vital que analicemos con tranquilidad lo que ha ocurrido para evitar los mismos errores si se producen rebrotes o nuevas pandemias.

También es urgente que se aumente la financiación de la sanidad pública y de la investigación para elevar el nivel de atención y de los recursos médicos. El orgullo que sentimos por nuestros médicos y por los demás sanitarios que conforman el Sistema Nacional de Salud se debe demostrar apoyando sus justas demandas.

Son urgentes mejores hospitales, bien dotados, con unos profesionales reconocidos y con mejores sueldos. Hacer fuerte nuestra sanidad, nuestra ciencia y nuestra investigación es apostar de verdad por un futuro seguro que nos haga olvidar la pesadilla actual.

Bienvenidos sean los cambios si con ellos recuperamos la calma y la tranquilidad, nuestra vida en definitiva, porque hay un antídoto que nos protegerá de este y de otros virus.

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO