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Fran Gallego | Ciclistas

Por todos es sabido el aumento considerable del uso de la bicicleta como medio de transporte, sobre todo en las grandes ciudades, donde se demuestra más económico, ya que nos permite realizar trayectos cortos salvando los problemas de aparcamiento y, sobre todo, evitando contaminar la atmósfera y mejorando nuestra calidad de vida.



Los ciclistas, junto con los peatones y los motoristas, son los usuarios más vulnerables de las calles y carreteras. Por ello, hoy día existe mayor preocupación entre el mundo de los ciclistas, ya que se ha registrado un aumento considerable del número de accidentes en los que se ven implicados, muchos de ellos con heridos graves e, incluso, con víctimas mortales que se dejaron la propia vida en la carretera practicando una de sus aficiones favoritas.

Para ello, en esta ocasión ofreceremos unos consejos sobre cómo comportarse sobre una bicicleta o sobre un vehículo a motor que, en un momento determinado, pueda cruzarse o circular junto a uno  o varios ciclistas.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que los ciclistas están obligados a llevar casco debidamente homologado cuando circulen por vías interurbanas, al igual que sus pasajeros (niños menores de siete años que viajen sentados en una silla igualmente homologada).

Esta norma sí guarda, sin embargo, ciertas excepciones, ya que el ciclista no tendrá que llevar el casco puesto en rampas ascendentes, en condiciones de extremo calor o por decisión de su médico (en cuyo caso, deberá estar debidamente acreditado).

En cuanto a luces, la norma para los ciclistas es la misma que para el resto de conductores: deberán llevar sus bicicletas correctamente iluminadas si circulan por la noche, durante el ocaso y la salida del sol, en vías urbanas e interurbanas insuficientemente iluminadas o por pasos inferiores o túneles. También es obligatorio que el ciclista lleve puesta una prenda reflectante debidamente homologada, y su bicicleta, igualmente, debe estar provista de elementos que reflejen la luz para que puedan ser identificables a una distancia mínima de 150 metros.

Si no existe una vía habilitada expresamente para ellos –un carril bici, por ejemplo– los ciclistas deben ajustarse a las características de la carretera por la que circulan. Si van por vía urbana, deberán hacerlo pegándose lo máximo posible a la derecha de la calzada. La misma premisa se exige en una vía interurbana, con la diferencia de que, en estos casos, es obligatorio circular por el arcén en caso de haberlo.

No está permitido circular utilizando el teléfono móvil o haciendo uso de uno o varios auriculares. El incumplimiento de esta norma conlleva el pago de una multa de 200 euros. Además, al circular, el ciclista está obligado a señalizar todas sus maniobras para así hacerlas constar con suficiente antelación al resto de ocupantes de la vía.

Se puede circular en paralelo siempre y cuando lo hagan de dos en dos y no obstaculicen la marcha normal de otros vehículos o haya tráfico complicado o condiciones de visibilidad reducida. Con todo, hay que tener en cuenta que la presencia de ciclistas es mayor en carreteras secundarias, por lo que hay que extremar las precauciones.

A la hora de adelantar a un ciclista o a un grupo de ellos, la ley exige dejar una separación lateral de al menos 1,50 metros. Además, es importante reducir la velocidad para no desestabilizar al ciclista. Si nos encontramos ante una línea continua, sepa que se puede invadir el carril contrario siempre y cuando no haya riesgo para la circulación; y se puede hacer en parte o por completo, siempre que nos permita mantener una separación lateral mínima de 1,50 metros.

Recuerde que los ciclistas tienen prioridad de paso con respecto a los vehículos a motor. También tienen prioridad cuando el primero de un grupo de ciclistas entra en un cruce o en una rotonda. Es muy recomendable, también, disponer de un timbre en el manillar para avisar de maniobras urgentes a peatones.

FRAN GALLEGO