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Fran Gallego | Circulación en rotondas

Para garantizar la seguridad de los ciudadanos y favorecer la densidad del tráfico rodado en las ciudades, está proliferando la construcción de glorietas o rotondas, que contribuyen a reducir el número de accidentes, ya que los vehículos, al acceder a ellas, tienen que reducir la velocidad de manera sensible.



Las rotondas sustituyen a los semáforos, dando lugar a una vía libre sin necesidad de tener que esperar a que una luz verde nos lo indique, reduciendo con ello considerablemente el tiempo de espera y produciendo menos retenciones. Supone, por tanto, una alternativa eficaz para cruces más conflictivos.

Cada vez son más las construcciones de glorietas –popularmente conocidas como rotondas– en los accesos e intersecciones más conflictivas de cada municipio, sustituyéndose con ello los grupos semafóricos, con la idea de mejorar la seguridad de los vehículos gracias a una mayor fluidez del tráfico.

Pese a todos estos beneficios, hoy día hay conductores que desconocen cómo se circula por las rotondas, poniendo en grave riesgo su seguridad y la de los demás usuarios de la vía: conductores, acompañantes o peatones. Por tal motivo, en la columna de hoy trataré de aclarar todas aquellas dudas que nos provocan algo de miedo a la hora de circular por ellas.

En primer lugar debemos de tener en cuenta que el sentido de circulación en una glorieta es siempre el contrario a las agujas del reloj. Al igual que en una intersección normal rige el principio de prioridad a la derecha, en una glorieta sin señalizar tienen preferencia de paso los vehículos que se encuentren circulando por el anillo interior circular, frente a los que pretendan acceder a la rotonda.

En una glorieta señalizada, los conductores se atendrán a la misma, como la señalización de encauzamiento de carriles. En la actualidad, en la mayoría de los casos existen señales verticales y horizontales de ceda el paso para quienes van a acceder a las rotondas, reforzándose con ello la prioridad de los vehículos que ya circulan por su interior.

A la hora de la circulación por los carriles interiores y antes de acceder a la rotonda, debemos elegir el carril de circulación que más nos convenga o consideremos que mejor se ajusta a nuestro lugar de destino. Si vamos a tomar la última salida o bien el carril exterior está colapsado por vehículos que van a escoger la siguiente salida, se podría circular por los carriles interiores, permitiéndose de esta forma la incorporación de los vehículos que quieran acceder a ella.



Para incorporarse a la glorieta, aunque es obligatorio indicar el cambio de dirección a la derecha –sobre todo si nuestra salida es la próxima– no se recomienda su uso para evitar confusiones a los demás conductores. Por otro lado, si circulamos por el carril interior, no debemos llevar el intermitente izquierdo activo para indicar que continuamos girando: el intermitente se utiliza sólo para indicar un cambio de carril.

Debemos hacer uso del indicador derecho para anunciar la salida de la rotonda. Y debemos hacerlo con la antelación suficiente, pero no antes de haber sobrepasado el eje longitudinal de la anterior salida. Como norma genera,l no se podrá salir directamente desde un carril interior, salvo que la glorieta esté perfectamente señalizada y encauzada con marcas viales.

Recuerde que si el carril exterior está libre, la norma nos obliga a utilizarlo. Así mismo, si no ha podido situarse a tiempo en el carril derecho, no se detenga en mitad de la glorieta esperando a que le dejen salir: continúe su marcha por el carril interior, dando una vuelta más si es preciso, para situarse en el carril exterior con tiempo suficiente, ya que no tiene prioridad de paso.

FRAN GALLEGO