Ir al contenido principal

Aureliano Sáinz | Discos y portadas (21)

Dentro de esta serie hay un par artículos en los que he hablado de grandes diseñadores gráficos cuyas trayectorias profesionales se encuentran muy ligadas a determinados grupos de rock, ya que se encargaron de realizarles algunas de las portadas más emblemáticas de sus discos.



Me refiero al dibujante estadounidense Rick Griffin [ver Discos y portadas 14] que creó algunas de las inolvidables portadas del grupo The Grateful Dead, que, comandado por Jerry García, fue un referente del rock psicodélico de la Costa Oeste americana de las décadas sesenta y setenta. Otro de los grandes diseñadores fue el británico Roger Dean, autor de portadas de diversos grupos, pero que estuvo muy unido a Yes, grupo de rock progresivo de la década de los setenta y ochenta [ver Discos y portadas 16].

Otro de los grandes diseñadores gráficos es el británico Storm Thorgerson, inolvidable creador de muchas de las portadas de Pink Floyd, entre las que se encuentra The Dark Side of the Moon, de la que hablamos tiempo atrás, pero que en esta ocasión la contextualizaremos dentro de la obra de este genial artista.



Storm Thorgerson nació en Potters Bar, un pueblo inglés de 21.000 habitantes, situado a 29 kilómetros al norte de Londres. Su reconocimiento internacional proviene de sus diseños gráficos creados a partir de la fotografía; a diferencia de Rick Griffin y de Roger Dean, cuyos trabajos para las carátulas de los elepés estaban basados en sus dibujos.

Gran parte de los trabajos de Thorgerson están firmados como Hipgnosis, que fue el nombre que le dio al equipo que formó inicialmente con el diseñador Aubrey Powell, al que se les unió posteriormente Peter Christopherson. Como grupo de diseño gráfico, Hipgnosis tuvo una existencia de quince años, pues su formación se remonta a 1968, fecha en la que vio la luz su primer trabajo: la portada de Saucerful of Secrets de Pink Floyd. Hipgnosis acabaría su trayectoria como equipo en 1983 con el diseño de la portada de Coda de Led Zeppelin.

En esos años, Thorgerson, Powell y Christopherson crearon nada menos que 176 portadas para distintos grupos y cantantes. Aparte de Pink Floyd y Led Zeppelin, habría que citar a Electric Light Orchestra, Wishbone Ash, Genesis, Al Stewart, Wings, AC/DC, Yes, Peter Gabriel, The Police, Paul McCartney, etc.

La disolución de Hipgnosis no supuso el fin de la línea marcada por Storm Thorgerson, dado que continuó su trabajo de modo individual hasta el 18 de abril de 2013, día en el que falleció a la edad de 69 años, habiendo sido reconocido como uno de los más brillantes diseñadores gráficos del Reino Unido.



La fidelidad de los miembros de Pink Floyd hacia las creaciones de Thorgenson es tal que es difícil entender la popularidad de este grupo británico sin las imágenes que este gran creador realizara para una de las míticas bandas del rock sinfónico de todos los tiempos.

Puesto que, necesariamente, hay que hacer una selección de la discografía de la banda británica, quiero comenzar por un elepé que para mí supuso un enorme impacto cuando lo escuché por primera vez. Se trata del que vio la luz en el año 1970 y que era ya el quinto del grupo: Atom Heart Mother.

El grupo, por entonces comandado por Roger Waters y Dave Gilmour, le encargó a Thorgenson que le realizara la nueva portada del disco a punto de salir. Este salió con su cámara al campo y, sin tener nada prefijado en su mente, lo primero que se le ocurrió fue fotografiar a una vaca que pastaba en la pradera, tomándola en contrapicado y por detrás. La imagen del animal, que gira la cabeza hacia el espectador, fue lo único que aparecía en la carátula, sin ningún nombre o título, pues Pink Floyd era ya lo suficientemente famoso como para permitirse que no se le añadiera nada más a la fotografía.



¿Quién no conoce la portada de The Dark Side of the Moon o, lo que es lo mismo, El lado oscuro de la luna? Me atrevería a decir que nadie o casi nadie. Sin embargo, si pregunto de nuevo: ¿Quién diseño esa mítica portada? Me atrevería a afirmar que muy pocos sabrían el nombre de quien creó uno de los iconos visuales de nuestra cultura, repetido cientos de veces en distintos objetos.

No me cabe la menor duda que los sonidos que salen de Money, por ejemplo, son inmediatamente identificados; sin embargo, el que el nombre de Storm Thorgerson apenas sea conocido entre los aficionados de nuestro país me parece una enorme injusticia, pues, tal como apunté en otra ocasión, no solamente fue un magnífico disco, sino que también la portada responde a un excelente diseño conceptual, en el sentido de que se intenta, con los mínimos elementos gráficos, reflejar metafóricamente el contenido de las canciones.

Así, sobre un fondo negro, vemos un rayo de luz blanco horizontal que atraviesa un prisma triangular, por lo que acaba descomponiéndose en los colores primarios y secundarios, tal como acontece con la formación del arcoíris.

Lógicamente se han buscado distintas interpretaciones de magnífica portada. Una de ellas, respaldada por el propio Thorgerson, es la que alude alegóricamente a la soledad en la que se encuentra el hombre de las grandes urbes; pero que es posible que un rayo de luz ilumine su vida, recobrando la alegría que proporcionan los colores a la existencia humana.



Me atrevería a afirmar que, tras el diseño que Thorgerson realizó para The Dark Side of the Moon, su segunda creación más famosa es la que llevó a cabo para el siguiente disco de Pink Floyd, Wish you were here, que aparecería en 1975, dos años después del anterior.

En lo más alto de su popularidad, Pink Floyd encargó a Hypgnosis, el estudio de Storm Thorgenson, la portada del décimo elepé del grupo. En el estudio imaginaron la idea de un encuentro de dos hombres de negocios, uno de los cuales aparece devorado por las llamas, al tiempo que el otro, indiferente a lo que está ocurriendo, le saluda dándole la mano. Es el real mundo de los negocios: saludos, apariencias y falsas sonrisas.

Para poder llevar adelante la idea, acudieron a dos especialistas del cine y la televisión, habituales de las grandes producciones. Así, el hombre en llamas es el actor Ronnie Rondell, al que pagaron 500 dólares de entonces por su trabajo. Quien le daba la mano fue Danny Rodgers, que recibió exactamente la mitad por su trabajo.

Las dificultades para registrar la imagen fotográfica se multiplicaron, por lo que se necesitaron tres tomas y más de veinte minutos para lograr la imagen que se buscaba.

A Ronnie Rondell se le colocó un traje ignífugo debajo de sus ropas, una capucha y una peluca, al tiempo que se le rociaba con gasolina a la que prendieron fuego. Los dos primeros intentos pudieron acabar en desastre por los cambios de dirección en el viento. Sería al tercer intento cuando se logró la imagen deseada, la misma que acabaría siendo otro de los iconos de Pink Floyd.



Damos un gran salto temporal para ubicarnos en 1994. Transcurren nada menos que 19 años desde la publicación de Wish you were here hasta la aparición de The División Bell, que sería el último disco de Pink Floyd (si exceptuamos The Endless River, el que grabarían en el año 2014 y que pasó totalmente desapercibido).

A pesar de alcanzar el número uno con The División Bell en Estados Unidos y en el Reino Unido, y haber vendido doce millones de copias a nivel mundial, recibió duras críticas por parte del propio Rogers Waters diciendo que el disco era una “basura”. Lo cierto es que la vacua pomposidad que Pink Floyd mostraba en sus últimas producciones musicales estaba muy alejada de la imaginación y belleza de sus primeros discos.

De todos modos, y en el campo del diseño, la creatividad de Storm Thorgenson continuaba viva, siendo esta uno de los elementos más atrayentes de los discos de Pink Floyd. En el caso de The División Bell nos muestra dos grandes rostros de corte escultóricos enfrentados el uno al otro y manteniendo una clara simetría. Ambos rostros se encuentran en un campo que deja ver, al fondo y entre las bocas, una abadía medieval. De este modo, el lirismo surrealista de Thorgenson continuaba en plenitud dentro de sus composiciones gráficas.



Tal como he apuntado anteriormente, son numerosas las portadas que diseñó ese gran creador británico que nos dejó hace cinco años. Y quiero cerrar este breve recorrido por sus trabajos mostrando uno que realizó por encargo del grupo escocés de rock alternativo Biffy Clyro para el disco Only Revolutions que vería la luz en el año 2009.

Puesto que en nuestro país esta banda no es muy conocida, a pesar de que haber recibido el disco de platino por una venta superior a las 300 mil copias de ese álbum, quiero centrarme en la imagen que creara Thorgenson.

Acudo a las propias palabras del diseñador. Dice de esta portada: “Pensando que la música de Biffy Clyro era decididamente lírica, me obligó a pensar en algún material que ondease en el aire como banderas: las banderas de una revolución. No banderas pequeñas con un poquito de tela, sino banderas enormes del tamaño de un edificio de oficinas, y que sujetamos a un andamio en lo alto de una colina en un día de viento. Recuerdo que el sonido de la tela ondulando era conmovedor, eso sin contar con las extrañas figuras que se generaban…”.

Revoluciones pacíficas, revoluciones igualitarias entre para el hombre y la mujer. Revoluciones cargadas de imaginación, es lo que nos propone en esta bella y lírica portada un genio del diseño gráfico que merecería que se le hubiera prestado algo más de atención en nuestro país.

AURELIANO SÁINZ